Cuando era niño, sabía lo hermosa que es la noche.
Podía escuchar las gotas de lluvia entre las hojas secas.
Sentía el vigor tibio de la tristeza humana.
Cuando era niño, sabía lo dulce que es respirar el soplo del mundo.
Me mantenía sereno y simple, vasto y diminuto.
Ahora recuerdo todo lo que sabía
cuando era niño
Esa ternura indecible
que palpita en el asombro
que palpita en el asombro
La dulzura inevitable
y el amor infinito
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