Lleva años incalculables sobreviviéndose desde la génesis de su desgracia.
La combinación de soledad, abandono, miedo y tos asmática, lo despoja de la noche.
Escupe sangre sobre su piel cenicienta, lienzo de atrocidades y miserias humanas.
Durante incalculables años tosió pacientemente en el rincón desdentado por la humedad.
Aprendió con el dolor y la paciencia infinita de una condena perpetua a controlar su tos.
Aprendió con el dolor y la paciencia infinita de una condena perpetua a controlar su tos.
En el laberinto despeñado sólo persistían él y el guardia ciego que velaba su encierro.
Ambos con las cuerdas vocales amputadas, amordazados a una eternidad de silencio.
Ambos con las cuerdas vocales amputadas, amordazados a una eternidad de silencio.
Durante incalculables años tosió un intrincado códice que su guardia asimiló y fue trascribiendo en papiros borrosos.
Una a una tosió las profecías más intrincadas y oscuras.
Plagas, traiciones, hastío, maldad, violencia, mendacidad.
Esta noche su tos lo desconcierta.
Profetiza su propia muerte.
Se asfixia,
y muere.
y muere.
La tristeza mata al guardia apenas unos días después.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario