Donde el tibio sol deshace
la dulce historia del viejo,
en ese claro del bosque
donde los árboles divulgan al mar,
en los colores de nidos otoñales,
en la cuna que Parsifal
erigió para Lohengrin.
Sin habernos jamás perdido,
nos volveremos a encontrar
cruzando la orilla de la condición humana,
como tantas otras invisibles cosas del mundo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario