En una isla del prodigioso Japón, en una cueva anónima de entrada prohibida y túneles estrechos, se abruman entre sutiles símbolos aquellos que respiran bajo el agua.
Se deslizan por laberintos ciegos.
Sociedades sincréticas que asocian palabras con seres.
Tu nombre se oculta inaccesible bajo el agobio del tiempo y de las piedras.
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