Te abrazo y resbalando,
me conviertes en sendero
que termina en tu cintura.
Huelo un tiempo
de primeros versos,
de otoño en la ventana.
Huelo tristeza y desgracia
evaporándose,
retorciéndose en las ramas.
Arena y sal
designio puro
nieve crepitando.
Husmeo los huesos de los otros,
los que precedieron,
tan humanos.
Constelaciones
insomnio
besos voraces.
Te abrazo para cuando
ya no pueda abrazarte
y seas un recuerdo
del hogar que tuve
un sendero casi borrado
y rezumando tristeza
añore esa fragancia
que en aquel tiempo
me ofrendaste.
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