A ti que dejas huella,
que los hacedores de estrellas te bendigan
mi amor.
Los hacedores de estrellas exhalaron
la más cruel de las órdenes
sobre el rebaño de lobos:
- Creced y multiplicaos.-
Muerte dulce enamorada de la Vida,
cuando tengas la amabilidad de abrazarme
y llevarme y besarme,
prometo estar listo
para volver a empezar.
Alecto, Tisífone y Megara
descargan alas martillo
en furioso viento temporal.
Sobre ventanas tapiadas
el viento martilla
cortinas de polvo.
Son sudario de la siesta
en la que agonizo,
inválido, estrecho,
incapaz de despertar
a pesar del esfuerzo descomunal
de contener mis lágrimas humanas.
Crimen y castigo
lágrimas sin alas.