lunes, 28 de noviembre de 2016

Ilusión




¿ Qué estarán haciendo los murciélagos que ayer se deslizaban sobre la luna ?
¿ Cuántas hojas secas llovieron hoy en esta fracción de la calle ?
¿ Qué cantidad  de vida resta en la mariposa blanca que vaga en la copa de aquel árbol ?

Se que el miedo y la tristeza son absurdos, y una ilusión atroz.





jueves, 24 de noviembre de 2016

Último piso




Las cortinas empujan las flores que terminan en el rincón.

La mujer se junta a la ventana en sombras.

Mira fuera perdiéndose después de los techos.
Su pensamiento se despeña pasando el horizonte.

– Ya no te amo. ­– Dice.

El hombre la mira, y parpadea justo cuando asoman las primeras gotas de lluvia.








jueves, 17 de noviembre de 2016

Para ti, que me conoces tanto




- Veo veo.

- ¿Qué ves?

- La sangre de unos pájaros que se enfrían. El olor de las piedras. 
  Un túmulo de miedo. El sacrificio de buscar hacer lo correcto. 
  El ahogo del dolor demasiado frecuente. El reflejo del mundo que se agota en el deseo. 
  Un corazón que se entierra en una fosa. Que una vez más no pude ser gota, y lo siento tanto.
  Que me aterra morir, antes de aprender a vivir…





domingo, 13 de noviembre de 2016

Fatum




El sol del atardecer acaricia tu cuerpo y tus ojos.
Sumerge, baña, y envuelve sumiso todos tus sentidos.
El aire es vida en tus pulmones y el mundo es un jardín.

( Una  brisa leve te instala en el instante siguiente. En tu calle, en tu piel. )

Pero ya no eres igual.

Acabas de presenciar un milagro.





viernes, 11 de noviembre de 2016

Gotas de sol




El hombre suelta una bocanada de humo azulado.
Mira los tallos de las flores.
Mira a la mujer:

– Estas margaritas son gotas de sol, tengo que cambiarles el agua. Llevan más de una semana invariables, en el mismo jarrón. Se ahogan. –

La mujer lo mira, y piensa en alguien más.
Mira su copa:

– Puedes seguirme si quieres, pero tienes que saber que por tu causa no puedo descansar.
Tienes que entender que por ti, busco en el resto. –

Se hunde la noche en la ventana cerrada. En el río lánguido flota hecha retazos.
Se hunde en los pechos, en los cuencos anegados de soledad, y también en tu alma.