martes, 29 de agosto de 2017

Odisea




Ahora entiendo que los momentos resplandecen
justo al mismo instante en el que palidecen.

Entiendo que cada una de las infinitas verdades
que existen para expresar la realidad
son tan verdaderas como falsas.


Mira que he visto miles y miles de historias mínimas
en el perfume del aire de la Acrópolis
en el sabor dulce de las naranjas de Eritrea
en el sol que se desploma 
ahogándose en los canales

y en un mar de carne humana

En las chicharras que rugen verano
en las caderas tiernas de los caminos
en las noches de espejismos y guadañas
y en el mármol de pupilas fatigadas


Los minaretes requieren al mismo dios sordo y caprichoso.

Los túmulos ignoran a los héroes borrando sus huellas.

Las guitarras tejen embrujos y agonía, 
cenizas y cansancio humano.


Y luego,
geografía de cejas pobladas,
de pestañas apretadas.

Labios pulpa y paraíso
simetría dolorosa.

Fruta fresca color de sol,
dátiles y olivo,
inmensidad dormida
cárcel y sacristía,

envuelta en un manto de tiempo





jueves, 17 de agosto de 2017

Sin título




Prefiero mil veces
una gota
una hoja
una nube 
una roca

que todos los monumentos, 
palacios, museos, catedrales 
y aglomeraciones del hombre.





De los viajes





Estoy peregrinando para ordenar ideas.

El autoconocimiento es algo que se hace en movimiento o en la quietud arraigada de una cueva.
Se trata de introspección, contemplación, recogimiento.

Viajo para descansar del hastío y para escapar de la costumbre.

Viajo porque da una falsa sensación de libertad y porque me hace aún más invisible de lo que soy, mezclarme solo entre la gente.

Viajo para desmitificar o corroborar aprendizajes o cosas que creo saber.

Viajo porque aún albergo una llama de tibia esperanza, de que la vida me sorprenda a la vuelta de alguna esquina y pueda disfrutar de esos momentos especiales, que a veces y a cuenta gotas, decide regalarme.

Finalmente viajo para entregarme y por fin renunciar. Esta es la razón más importante, antes de que sea demasiado tarde.

Ese algo que no existe, es todo el mundo no gobernado par las leyes sociales humanas.
Vale decir: el dinero como fin soberano por sobre todas las cosas, el éxito profesional, la trascendencia, el consumo, la patria, la fe en el dogma, el amor correspondido...

Siento que estoy casi listo para renunciar a esas leyes y abrazar el hogar y la patria que estoy haciendo con muchísimo dolor, sufrimiento y paciencia, en mi corazón. 

Y tú hijo, eres mi faro. 
Todo un universo de Luz que me abraza,
amorosa, muy amorosamente.