jueves, 17 de agosto de 2017

De los viajes





Estoy peregrinando para ordenar ideas.

El autoconocimiento es algo que se hace en movimiento o en la quietud arraigada de una cueva.
Se trata de introspección, contemplación, recogimiento.

Viajo para descansar del hastío y para escapar de la costumbre.

Viajo porque da una falsa sensación de libertad y porque me hace aún más invisible de lo que soy, mezclarme solo entre la gente.

Viajo para desmitificar o corroborar aprendizajes o cosas que creo saber.

Viajo porque aún albergo una llama de tibia esperanza, de que la vida me sorprenda a la vuelta de alguna esquina y pueda disfrutar de esos momentos especiales, que a veces y a cuenta gotas, decide regalarme.

Finalmente viajo para entregarme y por fin renunciar. Esta es la razón más importante, antes de que sea demasiado tarde.

Ese algo que no existe, es todo el mundo no gobernado par las leyes sociales humanas.
Vale decir: el dinero como fin soberano por sobre todas las cosas, el éxito profesional, la trascendencia, el consumo, la patria, la fe en el dogma, el amor correspondido...

Siento que estoy casi listo para renunciar a esas leyes y abrazar el hogar y la patria que estoy haciendo con muchísimo dolor, sufrimiento y paciencia, en mi corazón. 

Y tú hijo, eres mi faro. 
Todo un universo de Luz que me abraza,
amorosa, muy amorosamente.





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