Se lo que es amar
hasta limitar el aire.
Cruzar la puerta y dejar el cuerpo amado
inerte, yermo, mientras amanece
y la vigilia duele hasta en los huesos.
La geografía inexorable que enfría
los sueños y las sábanas.
El olor a renuncia del aeropuerto,
a hospital, a cementerio.
El mundo vacío en el ventanal.
El frío del porvenir que se elige
hasta el repudio.
Perderte una y otra vez
navegando búsqueda.
Siempre distinta,
siempre la misma mujer
con la que quizá,
jamás vuelva a tropezar.
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