Cristo es el tercero en los maderos, y sus pies tocan la tierra.
Ojalá no se erijan templos alrededor mío, piensa en agonía.
Ojalá no sea figura tallada sufriente sino gesto alegre.
No se siente quebrantado aunque el hierro de los clavos le duela en la memoria.
No es un sacrificio, piensa, sino una elección.
No estoy aquí para liberar a nadie.
Sólo les muestro el camino que Es posible.
El verbo lo fustiga,
pero los que transcurren en desorden no lo ven.
Ha oscurecido un poco pero no ha muerto.
La mosca que anda por su carne quieta lo sabe, lo venera.
Suspira con los ojos abiertos,
sin miedo,
sonríe leve:
- Ojalá puedan ver que el único verdadero milagro
es caminar en paz por el mundo - susurra...
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