miércoles, 25 de enero de 2023

50 años




Entró al baño vacilando, frágil.

Orinó tambaleante, mojándose, destilando whisky, goteando desconsuelo.

Pensó que la única diferencia entre la embriaguez de los veinte a los cincuenta años es lavarse las manos, a pesar de seguir tartamudeando tristeza.

Solo como siempre, irritado como nunca.

Victimizarse siempre le causó gracia.

Rió con un puñado de dientes apenas.

Miró por el pequeño rectángulo oxidado del baño, y vio la luna, cuarto creciente, unas estrellas, el cielo limpio de basura.

Es un milagro pensó. 
Una inmensa fortuna.

Salió y pidió otro trago, mientras se aferraba al límite de una mesa con sus manos limpias…








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