lunes, 6 de febrero de 2017

Final




Basta de amores cansados.
Basta de horizontes verticales.
Basta de puentes que se asoman
a mares muertos y desiertos.
Enterremos estos retazos
en un olvido lleno de dientes,
y vivamos en presente.
Basta de lunas tristes
que vuelcan pena mojada.
Basta de sentencias,
y rutas vacías a nada.

Que la muerte y la fortuna
nos dejen vivir un rato.
Tanto dolor navegado 
tiene que servir de algo.

Llenemos nuestras velas
de aire nuevo, y vámonos.

Vámonos, hacia ese otro lado.





sábado, 21 de enero de 2017

Esencia




Cuando era niño, sabía lo hermosa que es la noche.
Podía escuchar las gotas de lluvia entre las hojas secas.
Sentía el vigor tibio de la tristeza humana.

Cuando era niño, sabía lo dulce que es respirar el soplo del mundo.
Me mantenía sereno y simple, vasto y diminuto.


Ahora recuerdo todo lo que sabía
cuando era niño

Esa ternura indecible 
que palpita en el asombro

La dulzura inevitable
y el amor infinito





miércoles, 11 de enero de 2017

deseo




quiero escuchar ese pasaje
entre penumbras y humo.

sentir las voces solitarias
bajo el influjo lunar.

buscar la sombra vaga de su semblante
en los libros que aún no he leído,
y abrazar el mundo en cada gota.







lunes, 2 de enero de 2017

2017




Un pájaro hace de los adoquines su nido, 
y en alguna esquina la muerte se arropa de olvido.

El río no transcurre bajo puentes de barro.

Me arraso en lágrimas, dulcísimo, con sed de más. 
No importa cuánto tarde en llegar.





lunes, 19 de diciembre de 2016

Una tarde cualquiera




— Si pudieras recobrar el tiempo, ¿qué momento rescatarías?

— Rescataría la tarde que se repite en la lied de Korngold, o en Lohengrin de Wagner. La tarde crepuscular de puertas cerradas. La tarde de lluvia en la que converso con mi padre. La tarde que se alarga y descansa en la montaña. La tarde en que descubro su fragancia. La tarde que se anega con la luz de una mirada. La tarde que se despide y embarcándose se apaga. La tarde más solitaria medida en historia humana. 
Esa tarde, o la que aún no ha pasado…





lunes, 12 de diciembre de 2016

En la lluvia




Puedo oler el río, por el bajo.

El humo azul se deshace en el vaho de la tarde que se desploma, anclándose en el horizonte. Unos pájaros se deslizan arriba. El río se hace a la mar donde los botes crujen, alumbrando faros en el agua. La noche respira avivando los suyos en el cielo. Se tejen puentes en el aire, jirones, retazos, traman la red.

Tus ojos aspiran transparencias que salen de tus dientes, corrientes tibias.
La tela liviana tiembla alterándote la piel.

Se que tu alma desemboca en el río.

Voy a buscarte cada vez que llueva.