martes, 5 de junio de 2018

La virtud




Demasiada normalidad, como si lo normal fuera una virtud.

Extraño la tristeza del post sexo y el perfume del alcohol trasnochado.
Mientras siga haciendo lo correcto tal vez muera de aburrimiento, como todos los demás. Es agotador que el dolor se transforme en apatía y en cinismo vacío.

La normalidad llena mis noches de insomnio.
Hace que lo que alguna vez fue sólido se vuelva líquido.

El exceso de realidad me está matando. El esfuerzo hace que los días se desplomen amontonándose.


Y sin embargo todos se ahogan en la misma mierda, pero a mi sólo me llega al cuello.





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