sábado, 18 de julio de 2015

2012




Al principio la oscuridad era plena, sin orden. Las lágrimas calientes, incesantes.
Ahogándose, adivinó que eran congojas acumuladas a través de siglos.
Mientras la ilusión del tiempo iba acomodando pesados estantes, sus pensamientos fueron ordenándose.
El primer espasmo de tristeza fue una interminable espiral de espacios vacíos, recorridos una y otra vez. 
La tristeza cedió en una melancolía brutal.
Fue entonces cuando empezó a imaginar destellos y transformó su aliento en palabras. Se animó más allá de los rincones y entendió que estaba sólo. Adquirió conciencia del universo y lloró con el alma, por vez primera.

Todavía espera, arropado en un capullo de paciencia. Espera tímido, pero cierto.
Espera asomarse implacable y eterno, mientras teje la risa pura de su transformación final.  







Un evento monumental




Es una tarde tibia de colores profundos.
En el aire se mezclan los perfumes de las plantas del vivero.

No llegamos a almorzar, justo en ese proceso tan familiar de poner la mesa, suena el teléfono.

(Tenía el espacio justo y la privacidad necesaria.)

Sucede simplemente, como todo lo demás.  
Nos deja un poco más solos, sin su corte sereno.

El cielo bien azul, algunos pájaros cantan en el estacionamiento de los eucaliptos. 
Una nube grande se mueve despacio, más arriba del horizonte.

El resto sigue igual.

La farmacia, la panadería, gente pasando, autos.

Mi padre “se me ha muerto como el rayo" 
y lo extraño.



























martes, 14 de julio de 2015

Ansias




La gravedad te oprime, te tritura
te reduce a sepulcro.

Eco de gemidos huérfanos
de los que mueren solos
hielan tu sangre y tu razón.

El vacío mendiga en tu alma
ausente de piedad.

Voy a susurrártelo mejor:
Demasiado odio compañero
demasiado odio…


Demasiadas eras esparciendo apocalipsis.


¿Ahora tienes ansias de cariño?
¿Ansías otros cuerpos, caricias
lágrimas, abrazos, calor?
¿Ahora buscas lo simple
implorando perdón?


Ahora es tiempo de cosecha compañero
es tiempo de condena, de dolor.

Es tu propio purgatorio,
inapelable, implacable.


Bienvenido a tu extinción





jueves, 9 de julio de 2015

A las parcas




Las amé simple e intrincado, 
agnóstico y creyente.
Las amé puro, limpio, 
caótico y abstracto. 
Las amé con miedo y valor, 
cerca y lejos. 
Con las vísceras
escasas de razón 
y con el intelecto.
Las amé punción, 
mineral, vegetal, estación. 
Las amé grande y pequeño, 
estambre y cobre, 
sueño y vigilia. 
Las amé badajo y campana, 
madera y metal. 
Las amé en las tardes, 
pero también en las noches.
Las amé a sotavento, 
a babor, a estribor.

Las amé en la madrugada, 
cuando entierro al fin los miedos
y escucho tu voz, 
y te leo entre líneas, 
y cierro los ojos, 
y soñando te sueño
entera, mujer, mi amor.













Unas alas




( Tu sonrisa grande cuelga un puente justo donde las alas se derriten. )

No entiende de muros viejos, 
ni de lugares oscuros. 
No busca la salida ni el centro. 
No es afilada.

Toda hecha de madera 
se tiende sobre el mar 
dibujando un horizonte.  


Al final y al principio y en el medio. 


Precipitada, contenida, 
brusca y graciosa.  
Oriental, esfinge, 
caravana y oasis. 

Tibia se escurre, 
se deshilacha pendiente. 

Bandada y cardumen, 
siempre simple y luminosa.

Siempre risa





   

miércoles, 8 de julio de 2015

La senda




Es un puente sobre el Aqueronte. Separa dimensiones. Escalera horizontal. 
Una rayuela con sus respectivos tierra y cielo.

Hay un sinfín de verdades que cruzan la calle, pero todas anhelan llegar del punto A al punto B. 
Refugiarse en la seguridad familiar de las veredas, banquetas, aceras o andenes. 
( Bajar a la calle es abismarse a lo desconocido.) No hay jardines, portales, vidrieras, galerías. 
No hay tiempo ni pausa, es sólo migración nómade.


En esta esquina en particular:

Una mujer grácil, parece flotar. Cruza con movimientos de ballet. En puntas de pie, camina sobre un espejo de agua. Etérea, ligera. Acelera el paso justo antes de llegar.

Un hombre de intensa barba se anticipa. Mirada torva, desafiante. Fija los ojos inyectados, desnudando las sombras humanas en los caparazones frágiles. Desacelera su andar paulatinamente y respira agitado.

Una joven concentra la mirada palmo a palmo. Busca imperfecciones en el asfalto, grietas, acaso arcanos. 
Se desliza exclusivamente por las franjas blancas.

Un viejo camina viendo mas allá, algún punto lejano entre el futuro y el firmamento. Trayectoria y  velocidad constantes. Su determinación de seguir es admirable. 

Apurado, casi al filo, cruza también un ángel...






jueves, 2 de julio de 2015

Ángel




Páramo descubierto
Hermético 
                   Aislado

Llanura ilimitada
Nostalgia 
               Abandono

Silencio tristeza
Desamparo
                  Desierto


                          y mi ángel de la soledad.