jueves, 29 de octubre de 2015

Cansancio




Tengo los ojos secos de arcanos,
mirada al olvido y a una espera terca.

Veo ruido blanco, vacío hondo.

Siluetas de fracasos y
noches que se desmoronan.

Veo los hilos blandos de
trapecios en la nada.

Veo la risa lánguida
de una muerte enamorada.

Estoy ciego de cansancio.

Mis ojos son los ojos del murciélago
y del pájaro que ha muerto.  









jueves, 15 de octubre de 2015

Encierro




Tiniebla húmeda y vasta
donde el tiempo humano
no transcurre, no roe.

Desintegra la falta de luz.

La falta de luz hace crecer
alas negras de cuervo
negro en el corazón.
Hace que el agua se pudra
en los rincones.
La sangre se vuelve sal
y la esperanza espuma.
La luz se extingue hasta
en la memoria
y el eco de la pena se
vuelve sombra,
metal que amortaja
las últimas razones.

No asiste la muerte,
en la luz se esconde.

La condena es eterna
y sin muerte,
enorme.







miércoles, 14 de octubre de 2015

De donde vienen los ángeles...




Apenas posó la cabeza en el nido tibio, se quedó profundamente dormido. Un arroyo entonaba quedamente una canción de cuna. Las ramas del árbol se unieron a la melodía, empujadas por una brisa perezosa que buscaba una hondonada para pasar la noche.

La luna perfumaba el campo con luz de vela plateada, y las últimas flores se cerraban tímidas y cansadas.


Soñó con la tierra besando el cielo en un espacio sin espacio. Soñó con la inmensidad de las estrellas.  Las unió una y otra vez ayudándose de un cometa, para formar barcos piratas y centauros, superhéroes, calabazas, toboganes y gigantes. Soñó con jardines y con jinetes galopando gotas. Con enanos y unicornios, conejos y elefantes, tiburones desdentados, alquimistas, nigromantes...


Al despertar notó enseguida, que sus alas se habían deshojado y flotaban transparentes. Empacó varios sueños, miradas lejanas, cataratas de risa y aliento nuevo en la garganta. Esperanza recién cosechada, asombro, algunas lágrimas, raciones extras de imaginación, música, dulces, y catedrales enteras repletas de amor.


Se envolvió en un cuento y en el momento de elegir, no dudó un instante y aunque no sabía hablar, dijo con voz cantante: 

-¡ Si, así ! Igual que mi abuelo, yo quiero llamarme Dante. -






lunes, 28 de septiembre de 2015

Luna roja




La guerra ya está encima.

Niños cadáveres
asfixiados en el agua

y una luna que rige
la marea ensangrentada.

( Refleja al fin la luna
mares rojos y chacales.)

Tu apatía engendró en profecía 
y en triste alma desalmada.

Ahora vienen por ti,
para extirpar de piel tu cara.

( Dedicarán tu otra muerte
al mismo olvido y a la misma nada.)






sábado, 12 de septiembre de 2015

Faro




Tu cadera se enreda en la curva
donde la luna es faro débil
de miserias y sueños omitidos.
Océano vasto de piel
plata vieja sedienta
de tiempo mejor.
El sexo advierte la tristeza
de la orilla de un jardín
lleno de cráteres.
Desnuda sus huesos
suplicando ser recordado
por algún ser amado.

Besarnos en la superficie
es peor que oler el  
vacío de tu pelo yermo.




viernes, 28 de agosto de 2015

Mesías




No tiene cura la historia de la infamia. No alcanzo a entender la condición humana.
Como aventuró el filósofo, probablemente la respuesta sea aprender a vivir con la enfermedad.
La historia de lo absurdo, la de las doctrinas y los dogmas que lo enseñan todo y debilitan cuerpo y mente. La que duele en los huesos porque es inexorable, inexpugnable, porque es brutal. 
Porque es de unos pocos que enterraron su alma cobardemente.

No abraces la búsqueda del éxito y la trascendencia, es espejismo y vacío.
El mundo no es subterráneo, ni subterfugio.
Abraza lo simple.
Vive como el hombre antes del hombre, presente, puro.

Mírate al espejo, sin prisa.
Encuentra el reflejo de tu rostro humano.

En tus ojos se revela tu salvador: el Único, el Mesías.





martes, 18 de agosto de 2015

La costumbre




…y olvidaron los ritos de ciénagas ancestrales y extremidades de barro. Negaron la tarifa del barquero y el sabor a metal en la lengua del muerto. Ignoraron el ulular de las jaurías y los cantos roncos de los gallos, que invocaban al amanecer. Dejaron que los pendones se cubrieran de enredaderas y de selva. Desconocieron las señales de los carroñeros volando en círculos, y de los pájaros que topaban contra los cristales gruesos. Dejaron extinguir los quinqués y las velas. Postergaron para siempre los mantras divinos. Omitieron los nombres de sus antepasados, relegando el llanto caliente a muecas vacías.
Los negocios, las frías aleaciones, la pompa forzada y la costumbre,  hicieron que esos hombres abandonaran a sus muertos a una deriva privada del habla y del calor.

La muerte mientras tanto, se atareaba como nunca. Su presencia se sentía en los túmulos, que se recortaban contra un cielo sin sol.

Solícita y ufana reía quedamente, mostrando su boca ausente de aliento y de dientes…