viernes, 28 de agosto de 2015

Mesías




No tiene cura la historia de la infamia. No alcanzo a entender la condición humana.
Como aventuró el filósofo, probablemente la respuesta sea aprender a vivir con la enfermedad.
La historia de lo absurdo, la de las doctrinas y los dogmas que lo enseñan todo y debilitan cuerpo y mente. La que duele en los huesos porque es inexorable, inexpugnable, porque es brutal. 
Porque es de unos pocos que enterraron su alma cobardemente.

No abraces la búsqueda del éxito y la trascendencia, es espejismo y vacío.
El mundo no es subterráneo, ni subterfugio.
Abraza lo simple.
Vive como el hombre antes del hombre, presente, puro.

Mírate al espejo, sin prisa.
Encuentra el reflejo de tu rostro humano.

En tus ojos se revela tu salvador: el Único, el Mesías.





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