domingo, 2 de agosto de 2015

Noche azul




Susurro de cien mariposas
que sangran por los dientes,
escupiendo cien estrofas.
La noche me arropa en luna,
pero se vuelve catedral
de espuma, y de rosas.
Se atreve en plumas  
tramando nubes, y puñados 
de arena blanca y callosa.

Mientras se oxida
la noche azul y
da paso al alba,
en la garganta siento 
a metal, y a tus dedos secos.
No recuerdo tu nombre,
ni tus gemidos al eco.
Recuerdo la luz del sol,
líquido, agónico,
quemando la orilla.
Recuerdo sollozos y
lágrimas de grava,
y los estertores pálidos 
de otra noche desierta,
deshabitada.







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