martes, 21 de julio de 2015

Maleficio




Desdoblado, me asomo a veces a lo que fue. Son instantes apenas, donde me asumo como ese cúmulo de decisiones, que me sientan hoy frente a los ojos que todo lo ven, que todo lo saben. 
Mis ojos.
(Es parecido al sobresalto del teléfono que suena en la madrugada vacía. Si has amado lo suficiente sabrás a que me refiero.)

Los ojos vieron más allá de mil y una noches. Estuvieron atentos en el ágora, percibiendo arcanos y conocimientos vedados. El desgaste  de tantas eras, erosionaron al cuerpo, que abandonó lo aprendido.
(Los olores de los países rescatan momentos olvidados.)

Los sentidos aciertan profecías y desentierran recuerdos. 
No hay manera de aferrarse a la costumbre.

Hay que dejarse llevar y confiar en la sabiduría genética del instinto. 
Quebrar el maleficio, proclamarse libre y por vez primera, asomarse al mundo.








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