miércoles, 22 de noviembre de 2017

Noche polar




    Los presagios oscuros deshilachan el humo y adelgazan la música que suena en las viejas bocinas. El bar se recorta en el cielo crepuscular entre el caserío mínimo, que parece una boca abierta de dientes mellados y sucios.

- Voy al baño.- Dice la mujer.
El hombre la mira y no contesta. Ojeroso y revuelto en su silla se inclina cansado sobre su vaso.

- El aire está lleno de presagios, de desgracia.- Balbucea para sí.

Nadie, nadie sabe, piensa. Toda esta gente no sabe. Nieva y después ya no. A quien se le ocurre salir en una noche así, con este frío. Todavía hay que caminar dos kilómetros en la nieve. No estoy preparado para una noche así, para este frío. Son tantos años, y ahora ha dejado de nevar. Podría cruzarme con la aurora sobre el horizonte, con un oso, con una estrella inmensa. Aquí todo está demasiado lejos, demasiado azul. No es buen lugar para sentir miedo, para cruzarse con la desgracia. Mierda…El pescado me cayó mal. Esta vez la nieve y el frío no limpian el hedor y la náusea, el sabor agrio de mi boca y de mis tripas. Estoy demasiado lejos de todo para sentirme tan asqueado. No creo que esta mujer me pueda liberar hoy de esta inquietud. Debería bajar un par de kilos. Debería dejar de tomar así. ¿Pero qué más puedo hacer para embrutecerme, para matar el deseo? Preferiría estar en una habitación oscura, solo. Preferiría estar dormido. Dormir sin sueños pesados. Esos sueños peores que las pesadillas. Solo, más lejos todavía. Tal vez podría aceptar a esta mujer, pero a los pies de la cama. Nada me obliga. Tal vez las circunstancias me obligan. El problema es que ya no tengo ningún tipo de capacidad para socializar. Tal vez debería deshacerme en la aurora o enterrarme aquí mismo.

La mujer vuelve envuelta en humo. Piel ajada y sonrisa.
- ¿Vamos?- Dice la mujer.
- Vamos.- Dice el hombre.

Se levanta y camina pesadamente hacia la salida envolviéndose en su abrigo.
- Debería esperarla.- Piensa.- Pero no quiero, me da igual.-

El hombre camina un par de pasos delante de ella.

La noche vasta los engulle.





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