La
mujer no es fea, aunque no es bonita.
La
mujer es alta, tiene
el pelo crespo resuelto.
La
piel blanca, la nariz aguileña, es
fuerte, delicada.
Vive
sola hace muchos años en una casa grande con patio y enredadera y plantas y
bastante madera.
Con
ella viven treinta y siete perros.
Los
saca en la noche, tarde.
Van
a un barranco que queda cerca de la casa grande, los treinta y siete van
sueltos.
Al rato vuelven, siempre juntos.
Se
quedan apenas unos minutos en silencio, pensando.
Entonces,
la mujer apaga la luz, y todos durmiendo, sueñan…
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