Tal vez sea un
atisbo de licantropía.
O la costumbre de
la pureza lejana, incorruptible,
desgajarse en
sueños y en melancolías sin dedicatorias.
Baño de luna lejos.
O el miedo al
eco y a la soledad.
Siembro luz de luna
en el desierto.
He
visto la luna hundiéndose en el mar
como
un portal,
invitando
a abandonar miserias,
muerte
austral.
Inerte
y sin tiempo
y
fría.
Una
luna que hace de sus cráteres escamas
y
almácigos de flores
y
sombras del mal.
Es
la misma luna
tan puta, tan brutal.
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