El tiempo se
reitera. Es un déjà vu en una cinta de moebius.
Una mesa con un vaso medio lleno, borra húmeda y un
cenicero manchado, de lata.
Al fondo, las siluetas se van deshaciendo, normales, coherentes. Hace frío.
Al fondo, las siluetas se van deshaciendo, normales, coherentes. Hace frío.
Es otoño, en esa hora
nocturna donde la luz parece triste, donde el aire huele a regreso.
La ciudad
se convierte al fracaso, a la nostalgia, a la desesperación.
Es una noche de
guardar, de susurros, de mirar lejos por la ventana.
Esta noche, Buenos Aires es
un lamento que se arrastra y se deshace.
No llega ni siquiera al río…
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